¿Como se crea una constitucion?

La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos es la mayor ley que existe dentro de nuestra jerarquía normativa, es decir, ninguna otra ley, reglamento o disposición puede estar por encima de ella. Toda norma que se cree en México debe basarse en la Constitución, respetarla y estar en armonía con sus principios. Por eso se le conoce como la Ley Suprema del país.



Pero, antes de tener una Constitución, debe existir alguien que la redacte y establezca las bases sobre las cuales se organizará el Estado. Aquí es donde entra en juego el Poder Constituyente.

El Poder Constituyente es la facultad soberana que tiene el pueblo para crear o modificar una Constitución. Este poder no proviene de ninguna otra autoridad, porque no hay una ley anterior que le dé origen; nace directamente de la voluntad popular. En otras palabras, el pueblo, como fuente de todo poder, es quien decide cómo quiere ser gobernado y bajo qué reglas se organizará su país.

Podemos dividir el Poder Constituyente en dos grandes tipos:

  1. Poder Constituyente Originario:
    Este se manifiesta cuando una nación crea una nueva Constitución desde cero. Ocurre en momentos históricos importantes, como una independencia, una revolución o un cambio profundo en el sistema político. En este caso, el pueblo o sus representantes redactan un nuevo texto constitucional que da nacimiento a un nuevo orden jurídico y político. Un ejemplo de esto en México fue el Congreso Constituyente de 1916-1917, que elaboró la Constitución que actualmente nos rige.

  2. Poder Constituyente Derivado o Reformador:
    Este se encarga de modificar o reformar una Constitución ya existente, pero sin reemplazarla por completo. En el caso de México, este poder lo ejerce el Congreso de la Unión, junto con las legislaturas de los estados, siguiendo el procedimiento que marca el artículo 135 constitucional. Gracias a este poder, nuestra Constitución ha podido adaptarse a los cambios sociales, políticos y tecnológicos a lo largo del tiempo, manteniendo su esencia pero modernizando su contenido.

El estudio del Poder Constituyente nos permite entender que la Constitución no es un texto inamovible, sino un documento vivo que refleja la historia, los valores y las aspiraciones de una nación. Cada reforma o cambio constitucional representa una respuesta a las necesidades del pueblo en un momento determinado.

En México, la Constitución de 1917 no solo estableció la estructura del Estado, sino que también incorporó derechos sociales pioneros, como el derecho a la educación, al trabajo digno y a la propiedad de la tierra. Esto demuestra que el Poder Constituyente no solo organiza el poder político, sino que también define el tipo de sociedad que queremos construir.

Un ejemplo más reciente del ejercicio del Poder Constituyente en nuestro país ocurrió en la Ciudad de México, que elaboró su propia Constitución local, promulgada el 5 de febrero de 2017. Este documento convirtió a la capital en una entidad federativa con autonomía propia, al igual que los estados de la República. La Constitución de la CDMX establece los derechos, la organización política y las formas de participación ciudadana específicas para los habitantes de la capital, incorporando además una visión moderna centrada en los derechos humanos, la igualdad de género, la inclusión y la sustentabilidad.

Así, mientras la Constitución de 1917 sigue siendo la base de todo el orden jurídico nacional, la Constitución de la Ciudad de México representa el ejemplo más reciente de cómo el Poder Constituyente sigue activo en nuestro país, adaptándose a los nuevos tiempos y realidades sociales.

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